jueves, 5 de julio de 2007

Enganche Murakami

Casualmente encontré Al sur de la frontera, al oeste del sol de Murakami en la sección de novedades de la biblioteca. La obra de este autor japonés esta siendo ahora, tras el éxito de Tokio Blues editada en España por Tusquets. Se trata sin duda de un gran narrador capaz de hacer fácil lo difícil, con una prosa sencilla en su entendimiento pero tremendamente compleja en lo que dice.

Para mi esta novela habla de la insatisfacción del hombre de ahora que, teniendo todo lo que siempre deseo, no se siente pleno. El protagonista, Hajime, se siente preso de su pasado, de las historias sentimentales que quedaron sin cerrar en su juventud y que aparecen de nuevo en su vida de adulto cuando está ordenada y feliz provocando un desbarajuste que le hace ver que el equilibrio era sólo aparente.

Las sensaciones al leer esta novela han sido muy buenas. He recordado que esas sensaciones también me las dejó Tokio Blues. Si a eso le añadimos la crónica que Telmo hizo en este mismo blog de Kafka en la orilla creo que no voy a aguantar mucho sin leer de nuevo a Murakami. La verdad es que engancha.

jueves, 28 de junio de 2007

Abril Rojo: más que una novela negra

Dice Roncagliolo que Abril rojo surge de su deseo de aproximarse a la novela negra, de hacer un triller policíaco. No cabe duda de que lo consigue, pero eso sí, lejos de seguir los estereotipos clásicos de este género que incluirían un policía duro y una gran ciudad de Estados Unidos como Nueva York o Chicago, el autor se lleva el argumento de su novela a una ciudad provinciana de Perú, y describe a su protagonista como un servil Fiscal de Distrito, burocratizado, obsesionado por el deber y el cumplimiento de las leyes.

Con esos ingredientes tan poco habituales en el género políciaco Roncagliolo es capaz de tejer una trama que va mucho más allá del detective en busca del asesino, con personajes perfectamente desarrollados, con un estilo ágil y ameno.

Abril rojo ganó el premio Alfaguara 2006 y hay quien dice que la elección de esta novela, da prestigio a este galardón literario que en los últimos años no parecía haber acertado con la novela ganadora. Pues eso, que es buenísima y que recomiendo su lectura.

miércoles, 6 de junio de 2007

El blog de Roncagliolo

Desde hace tiempo cada vez que iba a una librería me fijaba en un libro, Abril rojo de Santiago Roncagliolo, ganador de Premio Alfaguara 2006. Roncagliolo es un autor peruano, (que grandes escritores da Perú) afincado en Barcelona y dos años más joven que yo. Recientemente se ha estrenado una película basada en su anterior novela Pudor.

El caso es que el otro día, aprovechando su edición en bolsillo, me lo compré. Y me puse a buscar por internet referencias de este autor y de esa novela. Y fue así como descubrí el blog:

http://blogs.elboomeran.com/roncagliolo/

Este blog está lleno de relatos llenos de humor, ironía y ternura además de ser abiertos para que los lectores puedan participar. La verdad es que lo he descubierto tarde porque parece que después de un año deja de escribir estos relatos en el blog. De todas formas los que ha escrito están ahí y son muy buenos. Además él seguirá escribiendo otro tipo de artículos que seguro que son igualmente interesantes.

Por cierto llevó leídas cien páginas de Abril rojo y por ahora no me decepciona. Cuando lo acabé escribo la crítica.


viernes, 1 de junio de 2007

Descendiendo el Tourmalet con Brooklyn Follies

No se si mi grado de exigencia se ha vuelto demasiado elevado o si mi capacidad de lectura es ahora más limitada, pero lo cierto es que el porcentaje de libros cuya lectura abandono antes de terminar se ha incrementado notablemente en los últimos tiempos. Normalmente antes de empezar cualquier lectura me informo de que la calidad de la obra y de su autor esté contrastada y de que el argumento me atraiga. Pero aún así, muchas veces me equivocó en la elección y al cabo de unas pocas hojas abandono la lectura de aquel libro que con entusiasmo había elegido.

Lo cierto es que me parece una perdida de tiempo intentar leer libros cuyo argumento me parezca absurdo, repetitivo o aburrido. Me niego. Los cierro y los devuelvo a la estantería. A veces me da pena y pienso que más adelante debería darles otra oportunidad, pero en el fondo sé que no ocurrirá, que ese libro que acabo de abandonar está sentenciado. Estos libros son como un camino difícil y empedrado que intentas atravesar con tu bici, pero te das cuenta que ni el paisaje es bonito, ni disfrutas del paseo y por eso decides darte la vuelta.

Hay otros libros que, aún siendo consciente de que son buenos y me van a encantar, no soy capaz de leer en un momento determinado. A estos también los devuelvo a la estantería pero en este caso sé que volverán a estar en mis manos en otras circunstancias en otro momento en el que pueda enfrentarme a la dificultad de su lectura con más fuerzas. Porque vencer la dificultad de un libro que, en un momento dado, te parecía imposible de leer hace que disfrutes mucho más de su lectura y se multiplica la satisfacción al acabarlo. Estos libros son como un puerto de montaña, que una vez alcanzada la cima hacen que te sientas pletórico, y se te olvide de inmediato el sufrimiento que has pasado para culminarlo.

Y luego están los libros que desde el primer momento te hacen disfrutar, cuyas páginas pasas sin darte cuenta, y que se terminan mucho antes de lo que desearías. Siempre se hacen cortos. Son como un descenso a tumba abierta de un puerto tendido pero sencillo de bajar.

Voy a recomendar un libro que para mi ha sido como el descenso del Tourmalet. Se trata de Brooklyn Follies de Paul Auster. Después de leer varios libros de Auster creo que este es el más optimista. Abandona aquí su particular universo de las casualidades, el azar y el destino, para crear a un personaje irrepetible. Se trata de Nathan Glass, un agente de seguros jubilado que acaba de separarse. Después de superar un cáncer decide regresar a su Brooklyn natal, convendido que sus días están contados. Lo que en principio iba a ser un camino hacia la muerte se convierte en una camino hacía la vida.Lo que en manos de un mal escritor podría convertirse en un conjunto de historias ñoñas y cursis, en manos de Auster se convierte en una novela excelente y que además resulta reparadora, casi terapéutica.